Escuchar la música que escuchaba mi mamá de niña me hace sentir cerca de mi abuela que se fue cuando yo tenía menos de un año.

Disfrutar de una mesa bien puesta con flores acompañada por risas, conversaciones ricas, platillos deliciosos y olores de la casa materna, es algo que ella gozó y que mi mamá nos ha transmitido siempre.

Sé que de las cosas que más disfrutaba mi abuela era hacerles vestidos a mis tías. Lo más probable, es que ese cariño al vestir que yo tengo, sea un gusto que viene directo de su corazón.

Dicen que nosotras comenzamos la vida en el vientre de nuestra abuela materna ya que cada feto femenino produce todos los óvulos que va a tener a lo largo de su vida mientras que sigue dentro de su madre. Con razón siento a mi abuela tan cercana a mi. Con razón los lazos femeninos son inquebrantables,estamos unidas por algo mucho más fuerte que la razón.

Las mujeres en mi familia son mi más grande pilar. Todo eso que he heredado por inspiración, y que yo de forma involuntaria se lo heredo a mi hija, son demostraciones de amor y ternura, es comunicación que va mucho más allá de las palabras.

Es como si con el tiempo se fueran tejiendo redes invisibles de enseñanzas, de gestos y ademanes, de personalidad y se fueran envolviendo en quien eres hoy, porque esas generaciones de mujeres viven dentro de cada una de nosotras.

Esta colección esta inspirada en esos vínculos, códigos y reflexiones como máximos guardianes en el tiempo. En historias y técnicas ancestrales que se exploran desde lo más profundo de la raíz y que germinan en nuestros corazones